Bowa, nómada, huérfana de raíces y de sueños, un día encontró una botella a orillas del mar. En su interior halló un mensaje y algo impulsó una búsqueda hasta su destinatario. El camino fue tan rico que se convirtió casi en una obsesión. Horas de espera y kilómetros de búsqueda para hacer llegar a su destino cientos de mensajes que navegaron encerrados en el cristal brillante de alguna botella. Un mensaje le ha traído justo a este lugar, en el que espera encontrarse con alguien que lanzó un mensaje al mar esperando que llegase de vuelta.
Esa persona no aparecerá, pero algo especial tiene este lugar, algo familiar, algo tan extraño para ella como el calor de un hogar.
Y leerá un nuevo mensaje. Éste escrito por el mar, ese viejo sabio, testigo de sus hazañas y consciente de sus ausencias. Es el mar el que ha guiado sus pasos hasta allí, es en ese lugar, donde las alas de Bowa encontrarán tierra para anclar sus raíces.